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miércoles, 2 de marzo de 2011

El destino y el futuro de las diez tribus



Autor: Rabino Eliahu Birnbaum *
El destino de las diez tribus exiliadas de la Tierra de Israel y la posibilidad de su retorno constituyen un tema casi legendario y de gran interés, el cual inquietó a muchas personas a lo largo del tiempo. Desde la época de los profetas judíos y sus promesas, hasta las polémicas en la Guemará sobre el retorno de los judíos; desde Maimónides hasta Eldad Hadani; desde las afirmaciones de Menashé Ben Israel hasta los libros y crónicas de viajes del rabino Iaacov Sapir; desde los dichos de Rabí David Ben Zimrá (HaRadbaz) hasta el Gaón de Vilna y el rabino Eliahu Avihail en nuestros tiempos, todos añoraban el retorno de los descendientes de las diez tribus al seno del pueblo judío. Muchos actuaron con gran energía para lograrlo, porque eso era visto como un signo alentador que anunciaría la llegada del Mesías.
Parecería no haber casi ninguna diáspora en el mundo judío sobre la que no se haya formulado la pregunta si son descendientes de las diez tribus perdidas del pueblo judío. Desde los patenos en Afganistán, los cachemiros en Pakistán, los Bnei Israel en la India, los lamba en Sudáfrica, la tribu Abayudia en Uganda, la secta Macoya en Japón y los descendientes de los judíos de Kaifeng; desde los judíos del Cáucaso y los Bnei Menashé en la India; los Beta Israel en Etiopía y diversas comunidades en Samarcanda y algunas regiones del Asia Central que las investigaciones señalan como adecuadas para ubicar en ellas a las diez tribus, hasta las tribus indígenas en los Estados Unidos y muchas otras, todos tienen alguna tradición sobre su condición de descendientes de las diez tribus perdidas.
Lamentablemente, el mundo judío en general y el mundo rabínico en especial se desvincularon y alejaron de este tema crucial, que durante muchas generaciones estuvo en el tapete de reyes y condes. La dedicación a otros temas más urgentes nos alejó de la preocupación por las tribus judías y del intento de investigar sus raíces históricas y judías a lo largo del tiempo.
Yo quiero restituir a este tema su importancia y preservar la continuidad histórica entre el pueblo judío y sus tribus, y en especial sentar las bases de nuestra responsabilidad hacia los judíos alejados y perdidos. La mutua corresponsabilidad del pueblo judío no es válida tan sólo para quien ya forma parte de “la familia” sino también para quienes formaban parte de nuestro pueblo, pero por razones históricas fueron desarraigados de la familia.
En el Talmud y los midrashim y en textos antiguos se tejieron muchas leyendas sobre las diez tribus. Su situación y, en particular, su futuro y su posible retorno al pueblo judío y a la Tierra de Israel encendieron la imaginación de muchos. Se realizaron muchas investigaciones y se elaboraron muchas hipótesis para descubrir la ubicación del río Sambatión, que arroja piedras y arena durante toda la semana y descansa sólo el sábado... (y de ahí precisamente su nombre: Sambatión, Sábado), detrás del cual se encuentran las tribus perdidas.
Temo que por las dimensiones legendarias y folclóricas del tema de las tribus perdidas, el pueblo judío no vea su dimensión real y práctica, tal como lo señalara Maimónides: “Debéis saber sobre las tribus perdidas que se trata de un tema real”, que nos compromete no sólo a oír hablar de él sino a actuar de inmediato para restituir a esos descendientes de las tribus judías al seno del pueblo judío. Como dijera el rabino Mordejai Eliahu Shelita: “Cuanto más pruebas y probabilidades hay de que pertenezcan a las diez tribus, es mayor el precepto de ayudarlos”.
Hoy en día tenemos la sensación de que la ubicación geográfica y espiritual de las diez tribus es algo legendario, pero en tiempos de nuestros sabios todavía se lo consideraba un tema real y se sabía indicar el lugar en el que se encontraban. La Guemará (Maséjet Yebamot 16 b 17 a) cita a Rav Asi: “Un idólatra que se compromete en matrimonio en estos días, se recela de ese compromiso por temor a que sea de las diez tribus”. ¿Pero acaso la raíz no se desprende de la mayoría? Rav Asi se refería al lugar en que se encuentran, tal como dijo Rabí Aba Bar Kahana: 'Los estableció en Khalakh y en Habor, junto al río Gozán y en las ciudades de los medos'. Khalakh es Hilzaón, y Habor es Kedaiev; el río Gozan es Ginezk y las ciudades de los medios son Hamdan y otras similares; hay quienes dicen que es Nihar y otras similares. ¿Cuáles otras? Shmuel dijo: `Las ciudades de Hidki y Domki”'.
También la Guemará (Maséjet Sanhedrín 84 a) cita el lugar de exilio de las diez tribus, pero se limita a identificarlo con precisión: “¿Adónde las desterraron? Mar Zutra dijo: A Africa. Rabí Hanina dijo: A los Montes Slog”. HaMaharal (Nétzaj Israel, Cap. 34) trata de descubrir el sitio particular en África: “Y aún está por verse qué significa, si al principio se exiliaron en África, no es la que nosotros conocemos, sino un lugar detrás de las montañas tenebrosas. También ese lugar se llama
África, tal como ha quedado demostrado en el Tratado de Tamid”.
También el midrash, en Yalkut Shimoni (sobre el Libro de Isaías 49:2, 469) cita el lugar de exilio de las tribus y qué les sucedió: “Las diez tribus tuvieron tres exilios: una parte en el Sambatión; otra antes del Sambatión y así como hay un espacio desde la Tierra de Israel hasta el Sambatión, también lo hay desde el Sambatión hasta allí; y la otra se exilió en Dafna de Ravlata y allí desapareció”.
Para nosotros, la pregunta crucial no es qué sucedió con las tribus, sino qué sucederá con ellas. ¿Acaso nuestros sabios y profetas nos prometieron que habrían de retornar al judaísmo? Está claro que nuestros sabios y profetas nos anunciaron el retorno de las tribus judías exi-liadas de nuestra tierra tras las montañas tenebrosas.
En Maséjet Sanhedrín 110, b la Guemará analiza el futuro de las diez tribus en palabras de Rabí Akiva y Rabí Eliezer: “Mishná: Las diez tribus no retornarán, tal como dice en Deuteronomio 29:27: `Para arrojarlos a otras tierras, como hoy. Así como el día se va para no volver, también ellos se van y no regresarán' (Rabí Akiva). Rabí Eliezer dijo: `Como hoy: Así como el día se oscurece e ilumina, también las diez tribus que están en las tinieblas volverán a iluminarse en el futuro' (véase también Tosefta 13; Yalkut Shimoni 1, 960 con algunos cambios).
A pesar de que hay quienes citan las palabra de Rabí Akiva como las de quien no creía en el retorno de las diez tribus al seno del judaísmo, los comentaristas no lo entendieron así. Rashi explicó: “`Como hoy: así como el día se oscurece'. No se refiere a los hijos y nietos, sino a los mismos exiliados; no tendrán salvación porque eran malvados, pero sus hijos y las generaciones venideras sí lo lograrán”. Según Rashi, cuando Rabí Akiva dijo que las diez tribus no habrían de retornar, se refería sólo a la primera generación, pero las siguientes retornarían a sus lugares.
También Tosafot Iom Tov adhiere a la interpretación de Rashi y agrega: “'Ésta es la tierra que dividirán por suertes entre las tribus de Israel como herencia, y esas son sus porciones, dice D's' (Ezequiel 48:29). Ésta es la prueba absoluta de la reunión de nuestras diásporas desde los cuatro confines de la tierra. Ya lo dijo Rabí Akiva en 110 b: “Las diez tribus no retornarán”... es decir, la generación que marchó al exilio, como dice Rashi. Por ello no debe asombranos lo que dice Ezequiel, que al final del libro escribió sobre la tierra que se dividiría entre las doce tribus”.
Para Rabí David Ben Zimra (Responsa, Orjot Haim 85), en quien nos basamos en todos los aspectos de la Halajá y con respecto a la condición halájica de los judíos de Etiopía, la situación es clara y explícita: “Aunque según la primera interpretación de la Guemará Rabí Akiva se opone, dos tanaítas discrepan con él, Rabí Eliezer y Rabí Shimón Ben Iehuda de Kfar Aco, en nombre de Rabí Shimon. Por eso creo que habrán de retornar y que tienen parte en el mundo por venir”.
Cuando se preguntaba a Maimónides sobre este tema, respondía en sus cartas: “Con respecto al tema de las tribus, debéis saber que es un tema real y que esperamos su retorno. Están ocultos detrás de las montañas tenebrosas y el río Gozen y el río Sambatión. Y este río ciertamente arroja arena seis días a la semana y descansa el séptimo día. En tiempos del anciano justo y piadoso Avi Aba z”l ya habían traído un pomo con arena, que se movía seis días a la semana y descansaba el séptimo. Estas cosas son verdaderas porque en algunas ocasiones se aparecen a unos pocos” (recopilado en 5658).
En su comentario a Ezequiel 37:19, el Malbim (Rabí Meir Leibush Ben Iehiel Mijal) habla del retorno de las tribus como parte del proceso de redención y reunión de diásporas: “En el fin de los días se reunirán las diez tribus perdidas y dispersas bajo la bandera de Iosef, el Mesías Ben Iosef que reunirá a los dispersos”.
El rabino Iehuda León Askenazi (Manitou) z”l escribió sobre el retorno de las tribus en nuestros días: “En el fin de los días habrán de ser nuevamente aceptados en el pueblo judío”. Son judíos según la Halajá y hay que aceptarlos como tales. Lo hemos olvidado durante el exilio, y debido a que hoy en día nos regimos de acurdos a las normas de los Tribunales Rabínicos de la diáspora, surgen muchos problemas al respecto. Es obvio, que la situación no permanecerá así eternamente, y está claro que se requiere un revolución para que el pueblo judío siga existiendo” (del Libro del Mesías, Primera parte, sobre “La reunión de las diez tribus”).
Si bien se pueden citar muchos versículos e intérpretes diferentes, no podemos explayarnos más. Lo que si me gustaría, es volver a la fe sencilla y auténtica que nos fuera prometida por nuestros sabios y las grandes personalidades judías: “Que no se aparte a los desterrados”.
* Rabino de Shavei Israel

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